El triunfo de la muerte (De Triomf van de Dood) | |||
Pieter Brueghel el Viejo, h. 1562 | |||
Óleo sobre tabla • Renacimiento | |||
117 cm × 162 cm | |||
Museo del Prado |
Piero di Cosimo (1461-1521)
fue hijo de Lorenzo di Piero d'Antonio, orfebre florentino. A los 12 años -como
era habitual entre los aprendices- se pone a las órdenes del maestro pintor florentino Cosimo Roselli (1439-1507)
y con el que tendría buena relación, ya que le da nombre al pintor que nos
ocupa. El carácter del artista,
solitario e introvertido, convierte su obra en más enigmática aún si cabe. Era
celoso de mostrar su pintura, y más aún de pedir ayuda para la elaboración de
la misma. Vasari al respecto cita la vida del artista como “…menos hombre que la bestia.” Su respeto hacia la realidad natural
ajena al hombre hizo que no dejara barrer las habitaciones, tuviera horas
determinadas para dedicarlas a la ingestión de alimentos (comía solo huevos
duros que cocía en el mismo cazo de calentar la cola y después guardaba en una
cesta), ni que tampoco dejara cortar las higueras ni las vides o ningún otro
testigo vegetal de su patio, en pro a la
misma declarando alguna vez que “…las
cosas propias de la naturaleza deben dejarse
a su propio cargo, sin necesidad de levantar una mano para cambiarlas.” La
observación de este mundo natural fue la herramienta básica para la realización
de su obra. Se apartaba a menudo a ver los animales y demás detalles, y cuando
eran deformes o repetidos se excitaba, y satisfecho por ello lo convertía en su tema de
conversación favorito. Es por ello que progresivamente las personas que lo
acompañaban en debates se sintieran exhaustas
por la insistencia y profundización en el asunto de la observación
natural y su energía. También cuenta Vasari que a partir de un muro donde enfermos
escupían gargajos, el imaginaba paisajes
y batallas entre equinos…sin contar con el típico ejercicio de buscar formas
imposibles en las nubes o el efecto que hace el agua cuando cae al suelo o se
desliza por entre las tejas. Odiaba el llanto de los niños, el canto de los
frailes, la tos del hombre, el sonido de las campanas, cascabeles y los
relámpagos, los cuales hacían que se arrodillara en un rincón de su casa.
En su periodo de juventud se encargó del atrezzo del Carnaval florentino, ejercicio muy querido por los jóvenes nobles del lugar. Con invención, adorno, esplendor y pompa fue uno de los primeros en programar las procesiones triunfales del mismo, con grandes carrozas tiradas por 25 a 30 pares de caballos con su respectivo jinete disfrazado y de 6 a 8 mozos –también disfrazados y con antorchas- por cada uno. En total, la cabalgata podría estar compuesta de 400 individuos. El carro triunfal se cargaba de trofeos, adornos, con gran aporte fantástico. Por poner un ejemplo, planifica -en secreto- en su etapa madura, con ocasión del carnaval y el regreso de la familia Medici de Florencia en el año 1512, una carroza de la muerte, inspirada en los Trionfi de Petrarca y descrita por Vasari como “…una carroza tirada por búfalos enormes, negra por todas partes y pintada con esqueletos y cruces blancas, y sobre el punto más alto había una figura colosal de la muerte, guadaña en mano. A la derecha, justo alrededor de la carroza había una serie de tumbas, y en todos los lugares donde la procesión se detuvo con ocasión de los cantos fúnebres, estas tumbas se abrieron, y de ellas salían figuras envueltas en un paño negro, sobre el cual se pintaron todos los huesos de un esqueleto, sobre sus brazos, senos, flancos y piernas, lo que provocaba un gran contraste. Algunos personajes llevaban antorchas, con máscaras que representaban una cabeza de muerto, por delante y detrás, así como el cuello. Las trompetas sonaban con tonos apagados, bajos y lúgubres, acompañados de cantos como dolor, pianto e penitencia o el Miserere”.
En el funeral del artista (1521), uno de los epitafios
radiografía la personalidad del mismo:
“Piero di Cosimo
pintor florentino
yo fui extraño, y
extrañas fueron mis figuras,
Di tal rareza con
gracia y arte;
Y cual extraño dibujo
en una y otra parte,
Dio movimiento, fuerza
y espíritu a la pintura.”
Edición francesa de Los Triunfos de Petrarca (Janot, Paris, 1539)
El triunfo de la Muerte.George Penz (1539)
El triunfo de la Muerte. Philip Galle (1600)
“Somos muertos como veis
Muertos como un día seréis,
Como vos, tuvimos vida y aliento
Nos seguiréis en la muerte”
El Triunfo de la Muerte. Felix Nussbaum (1944)
fuentes:VASARI, G. (2011): La vida de los mas excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos desde Cimabue a nuestros tiempos, Madrid: Cátedra.
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